Un blog de temas de Historia con sus símbolos, sus personajes y sus logros, enlazados por la pequeña historia de hechos acontecidos en nuestro suelo patrio.

sábado, 31 de octubre de 2009

SANTOS DUMONT EN CHILE -.1916 – 1922 -



        

1.- EL PRECURSOR DE LA AVIACION MUNDIAL

Con motivo de la Primera Conferencia Aeronáutica Panamericana, celebrada en Santiago de Chile, entre el 9 y el 17 de marzo de 1916, se reunieron  representantes de los principales países del  continente, donde la aviación era ya una realidad, situación que hacía necesario legislar sobre el espacio aéreo y establecer convenios para el uso de las futuras rutas que surcarían los cielos de América.
         A ella asistieron delegados de Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador Perú, Paraguay,         Uruguay y   Finalmente, como representante  del Aeroclub de Nueva York, EE.UU., el Precursor de la Aviación mundial, el brasileño Alberto Santos Dumont,  la  figura más conocida en los albores del siglo, el pequeño gigante que deslumbró a París entre 1898 y 1909, primero con  los vuelos de su esférico “Brasil” y luego con una serie de dirigibles que dieron lustre y fama a su nombre.
         El genio creador de Santos Dumont le permitió entregar a Francia y al mundo ese embrión de la ciencia aeronáutica que se llamó “14-Bis” el que un 23 de octubre de 1906, se elevó en los campos de Bagatelle en un primer vuelo auspicioso. Era la técnica integrada a la máquina, la creación misma, que emprendía el vuelo de la mano con el siglo.
         Dicen sus biógrafos que el día del vuelo  se vivió “un minuto memorable en la historia de la navegación aérea”.
         Entre 1907 y 1909, Alberto Santos Dumont trabajó activamente en los 4 modelos de su avión “Demoiselle”, cuya superficie era 8 veces menor que el “14-Bis”.
         Estos eran los pergaminos que precedían  al gran aviador cuyas actividades aeronáuticas eran conocidas por los chilenos de la época a través de la prensa.


2.- LA PRIMERA CONFERENCIA AERONAUTICA PANAMERICANA

         El día 1° de marzo de 1916, poco antes del mediodía, a bordo del vapor “Huasco”, Alberto Santos Dumont arribaba a la bahía de Valparaíso. Una gran agitación en el puerto demostraba el aprecio con el que las autoridades y el pueblo chileno se aprestaban a recibir al ilustre viajero.
         Una delegación integrada por el Almirante Carlos Guzmán y el Crl. Pedro Pablo Dartnell, vicepresidente del Aeroclub y otras autoridades se embarcaron en dos lanchas para recibir y trasladar a tierra a Santos Dumont. Luego de las presentaciones de estilo, el Crl. Dartnell prendió en la solapa del visitante la insignia oficial de “Miembro de la Primera Conferencia Aeronáutica Panamericana”.
         Antes de llegar a tierra era asediado por la prensa,  interesada en obtener sus primeras impresiones en suelo chileno. Hablando a los periodistas esbozó aquella frase que más tarde cobraría gran interés en su intervención  en la Conferencia: “Espero ver como en muy pocos años más este viaje que ha durado 20 días, se hará en avión dentro de las 24 horas”.
         En el Salón de honor del Círculo Naval se le ofreció una cálida recepción, donde el Capitán Lautaro Rozas, luego de elogiar la prestigiosa carrera aeronáutica de Santos Dumont, dio la bienvenida al suelo patrio del egregio visitante.
         A nombre del Aeroclub, hizo uso de la palabra el  Crl. Dartnell, quien dejó de manifiesto la importancia que tenía la presencia del notable precursor de la aviación en esta Conferencia Aeronáutica.
         Posteriormente, fue invitado a conocer Viña del Mar, donde visitó algunas familias amigas que conoció en Europa y ya en horas de la tarde se embarcaba en el expreso a Santiago, acompañado por algunos  directores del Aeroclub, cuyo presidente Jorge Matte Gormaz, se unió a la delegación en Llay-Llay, deseando también a Santos Dumont una feliz estadía en nuestro país.
         Unas diez delegaciones de clubes deportivos y  Boy Scouts, y más de cinco mil personas que le esperaban en la Estación Mapocho, dan una idea del cariño que se le profesaba al notable aviador, quien desde la estación se trasladó en auto al Gran Hotel, desde cuyos balcones observó el desfile que realizaban en su honor las delegaciones deportivas, cuyo acto fue ofrecido por el Presidente de la Federación Deportiva de Chile don Felipe Casas Espínola. Santos Dumont agradeció visiblemente emocionado. Luego se le invitó  a una copa de champaña, donde el director del Aeroclub Jorge Andrés Guerra, con sentida elocuencia le expresó que “la entusiasta manifestación de que había sido objeto a su llegada, desbordante de regocijo y de cariño, no era sino un reflejo del entusiasmo  y de la admiración que todo el corazón de un pueblo sentía por su persona”.
         Al día siguiente es invitado a conocer los principales paseos de Santiago y en la tarde, acompañado de don Armando Venegas, Secretario del Aeroclub, visita al Embajador de Brasil  Sr. Lorena  Ferreira, trasladándose luego al Aeroclub donde departió con los socios y aviadores civiles que se hallaban a la espera del famoso aviador.
Cierra las actividades de ese día en el Círculo Militar, donde es recibido  en pleno por el Directorio y asociados.
El día 3 de marzo realiza una  caminata a pié hasta la virgen del cerro San Cristóbal, la que fue muy comentada. Por la tarde se dirige a la  Escuela de Aeronáutica Militar, desde donde el aviador civil David Fuentes debería llevarlo a Viña del Mar, vuelo que no pudo realizarse debido a una densa neblina en la costa, por lo que Fuentes le invita a un vuelo sobre la Capital en su monoplano Bleriot,  de 80 HP, conocido como “Talcahuano”.
Al día siguiente, el “Talcahuano” enfila hacia Viña del Mar llevando como pasajero a Santos Dumont, en un vuelo que se realizó sin novedad, declarando a su llegada la admiración que sentía por el aviador criollo, cuya pericia alabó con calor. Dijo que no tenía intención de volver a volar, pero que no le pesaba haber faltado a su promesa, ya que ello le permitió  admirar los bellísimos paisajes del suelo chileno.
En esta ciudad concurre como espectador al gran concurso de aviación realizado con motivo de la Conferencia Aeronáutica y donde además participan  aviadores  asistentes a este encuentro internacional.
Al mediodía del lunes regresó a la Capital, donde asistió a una función de gala ofrecida en su honor en el Teatro Santiago y al día siguiente  es presentado a S.E. el Presidente de la República don Juan Luis Sanfuentes, con el cual sostuvo una cordial conversación.
Con gran expectación de los presentes, el día jueves 9 de marzo, a las 16:30 horas, en el Salón de Honor de la Universidad de Chile, don Jorge Matte Gormaz, Presidente del Aeroclub, declaraba inaugurada la Primera Conferencia Aeronáutica Panamericana.
El día anterior se había recibido un cable del chileno José Luis Sánchez Besa, piloto y fabricante de aviones, radicado en Francia,  quien manifestaba su adhesión  a  la  Conferencia,  lamentando  no   poder  concurrir  a  ella.  Debemos recordar que Sánchez Besa era un gran amigo de Santos Dumont, con el cual compartían inquietudes aeronáuticas en el Viejo Mundo. 
         Alberto Santos Dumont participó activamente en las comisiones que redactaron los Estatutos de la Federación Aeronáutica Panamericana, consignándose  una de sus principales intervenciones en el acta oficial de la Conferencia.
         En ella se refirió a que el avión superaría las dificultades de aislamiento  de las ciudades sudamericanas, aumentaría el desarrollo comercial y haría más expeditas las comunicaciones, tanto es así que un viaje de más de 25 días por vapor, entre Nueva York y Valparaíso, sería abreviado a un viaje de unos días. Agregó además que la eficacia del avión sería el único medio de proteger las extensas costas con una gran flota de aeroplanos que se desplazara a 200 kilómetros  por hora.
         Sus palabras, que encerraban un profundo mensaje de paz y amistad entre los pueblos americanos y otorgaban una visión de futuro en que el avión lograría ser una herramienta eficaz en el desarrollo de las naciones, dieron motivo a positivos comentarios entre los concurrentes y trascendieron también a la prensa internacional.
         Realizado el trabajo de confección de Estatutos, Matte Gormaz pidió a la asamblea se nombrara Presidente Honorario Vitalicio de la nueva Federación al ingeniero Alberto Santos Dumont, indicación que fue aceptada por aclamación, colocándose de pié todos los concurrentes, quienes aplaudieron por largo rato al distinguido brasileño, quien además al principio de la Conferencia había sido nombrado Presidente Honorario de la misma.
         Terminaba así esta Conferencia, que tuvo como mérito reunir a los máximos integrantes de la aviación del continente.
         El 20 de marzo de 1916, el célebre precursor de la aviación dejaba la Capital, llevando en su corazón el aprecio y el cariño del pueblo chileno, aprecio que recibió desde el primer día en que fuera recibido en Valparaíso.
         Como último acto de su visita a Chile, Santos Dumont concurrió al Cementerio General, colocando flores en las tumbas de los aviadores chilenos caídos en la conquista del aire.   


3.-ULTIMA VISITA A CHILE DE  SANTOS DUMONT

La segunda visita a Chile del insigne aviador se realizó en noviembre de 1922 y obedeció a una invitación especial cursada por  la I. Municipalidad de Santiago, entidad que acordó distinguirlo colocando su nombre a una de las arterias del sector norte de la Capital y que hoy pertenece a la I. Municipalidad de Recoleta.
         A su llegada a la Estación Mapocho el día 9 de noviembre, lo esperaba numeroso público, el Embajador de Brasil, el Alcalde Emilio Silva Espic, Jorge Matte Gormaz, presidente del Aeroclub y otras autoridades comunales, además de una delegación de la Escuela de Aeronáutica Militar encabezada por el General Luis Contreras Sotomayor y el Capitán Diego Aracena, con quien el ilustre aviador se unió  en un fuerte abrazo, ya que ambos se habían conocido al término del Raid Santiago-Rio de  Janeiro.
Entrevistado en su hotel por la prensa criolla  expresó que se encontraba feliz de volver a esta tierra “tanto para volver a estrechar las manos de tan buenos amigos que aquí dejé, como para agradecer la delicadeza que tuvo la Municipalidad de Santiago al poner mi nombre a una de las calles de la ciudad.”, manifestando en otro de sus acápites “La hazaña del invicto Aracena joven y modesto piloto de la aviación chilena, es el mejor exponente del empuje de esta raza que ha asombrado a la América con su empresa en un ligero aparato al que supo imprimirle la impetuosidad necesaria para vencer al viento y a la tempestad que  amenazaban con volcarlo  en las espesas selvas de mi patria”.
Durante esta visita, nuevamente Santos Dumont recibió numerosas manifestaciones de aprecio, concurriendo además a una velada en honor del Capitán Diego Aracena, en la cual fue también ampliamente aclamado por el público presente.
El día domingo Santos Dumont con el municipio en pleno y otras autoridades, concurrió en visita oficial a la calle que desde ese día lleva su nombre. Por la tarde fue invitado al Club Hípico, cuyo directorio ofreció las carreras en su honor.   
         Al día siguiente visitó algunos paseos públicos y fue invitado a la Chacra Valparaíso, donde el 21 de agosto de 1910, el piloto César Copetta realizara el primer vuelo de un avión en Chile.
         El día miércoles concurrió a la Escuela de Aeronáutica Militar donde presenció algunos vuelos de instrucción y entrenamiento. Llamó su atención un ejercicio de radiotelefonía practicado por el Teniente Gustavo Pinto, jefe de la Sección Radio de la Escuela, quien transmitió el siguiente mensaje mientras volaba como pasajero de un De Havilland:
         “Valiéndose de uno de los inventos más grandes del siglo, los aviadores militares chilenos envían desde el aire un fraternal saludo a Santos Dumont, quien desde tierra presencia la viva realidad del sueño que en hora feliz concibiera su grandioso genio, hasta llegar al perfeccionamiento conque la aviación hoy día asombra al mundo”
Al recibir el mensaje desde una radioestación  instalada en la cancha Santos Dumont exclamó con admiración ”Esto es grandioso; más progreso es imposible exigir”.
Al día siguiente, la Municipalidad se constituyó en Sesión solemne en honor de Santos Dumont, entregando al aviador un pergamino en que la Corporación lo declaraba “Huésped ilustre de la Ciudad de Santiago”, y una medalla de oro, análoga al distintivo que usaban los regidores en esa época.
Luego de otros actos realizados en su honor, el 18 de noviembre de 1922, Alberto Santos Dumont dejaba Chile.
Santos Dumont, la Leyenda de la Aviación Mundial, ya no volvería a pisar suelo chileno, pero su legado aeronáutico, dejó profunda huella,  en la aviación mundial


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Ültimo Libro sobre Santos Dumont
del periodista
Cosme Degenar Drumond
Que incluye antecedentes de las
visitas a Chile, basadas en esta investigación.





Un Regimiento Virtual






Motivo de este Blogg


- Recordar con optimismo los viejos tiempos de nuestra Conscripción 1968, en el Regimiento Húsares  Nº 3 del General José Miguel Carrera, con guarnición en la bella ciudad de Angol de los Confines. Establecer ciertos contactos y renovar viejas amistades, recordar anécdotas y todo lo relativo a nuestro paso por esa Unidad del Ejército de nuestra Patria.


“Lleulles de la Frontera


- Formar el Regimiento Virtual “Lleulles de la Frontera, para evocar viejas formaciones militares. Lleulle es una antigua voz Mapuche que quiere decir soldado bisoño o sin instrucción, que hoy se ha degenerado y se aplica a lo débil o viejo.
Cerca de Angol está el lugar llamado Paso de los Lleulles, lo que indica que en la ciudad existieron estas formaciones militares.


- Para ser soldado de este Regimiento, solo basta decir presente mediante un correo para ingresar a la lista y hacer algún recuerdo de su paso por Húsares, enviar alguna foto para publicar, etc,

Breve historia del Regimiento Húsares de Angol.


En Angol la guarnición militar se remonta al lejano año de 1852, cuando se construyen las instalaciones necesarias para albergar la base del que habrá de ser el Ejército de la Frontera.
Así Angol pasa a constituirse en el principal bastión del estado chileno, que con el correr de los años desarrollará una activa labor en la llamada Pacificación de la Araucanía, al mando del coronel Cornelio Saavedra quien asume el mando de estas fuerzas el año 1867.
Bajo su mando se fundan los fuertes de Curaco,Perasco, Collipulli, , Mariluán, Chihuaihue,  Lolenco, Cancura y Huequén.
Con motivo del envío de las fuerzas regulares al escenario de la Guerra del Pacífico, se manda a movilizar la Guardia Nacional, acantonándose en Angol los siguientes cuerpos que formaban un total de 1500 plazas
Batallón Cívico Movilizado Angol
Brigada Cívica de Malleco
Compañía Cívica de Tiguenal
Escuadrón Movilizado Carabineros de la Frontera
Escuadrón Cívico de Angol, y
Compañía Cívica de Curaco
En mayo de 1880, los cuerpos fueron reorganizados, quedando integrados de la siguiente forma:
Batallón Angol
Batallón Bío-Bío
Escuadrón Carabineros de la Frontera, y
Carabineros de Angol
Desde aquí salió el Ministro del Interior Manuel Recabarren, el 8 de febrero de 1881, con una fuerza de 2000 hombres y más de 300 carretas con la misión de establecer la Línea del Cautín.
Fueron estas tropas las que fundaron los fuertes de Quino, Quillem, Lautaro, Pillanlelbún y Temuco, los que con el devenir del tiempo se fueron convirtiendo en pueblos y ciudades.
El Escuadrón de Caballería Nº 3, fue fundado el 2 de octubre de 1891, sobre la base de tres escuadrones, teniendo por guarnición la ciudad de Angol.
Las bases de este Escuadrón provenían del Escuadrón “Húsares de Colmo Nº 6”; del Escuadrón “Húsares de Victoria” y de un escuadrón de Granaderos.
Su primer comandante fue el teniente coronel don Tulio Padilla
Con motivo del alzamiento de la marinería el año 1931, al Regimiento le correspondió participar en la defensa de Talcahuano, donde cayó uno de sus efectivos.


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A fines de 1967, con el fin de tener una conscripción de lujo, el Ejército llamó a las filas del Regimiento de Caballería Nº 3 Húsares del General don José Miguel Carrera, a lo más granado de la juventud de la provincia de Malleco, específicamente de Angol y sus alrededores. (Léase: Renaico, Tiguenal.Los Sauces, Huequén, Lolenco, Purén, Collipulli, Traiguén Trintre, Guadaba, Mariñán y los cerros de la imponente Cordillera de Nahuelbuta)
Así, a principios de abril de 1968, se presentaban al Regimiento un centenar de jóvenes, hijos de Araucanía, deseosos de servir a la Patria, de aprender el manejo de las armas, de conocer las destrezas de la caballería de guerra y como decía un dicho muy popular en aquella lejana época a hacerse hombres.
Fue un inicio intenso, la totalidad de los lleulles fueron integrados al 2º Escuadrón de Caballería, al mando del capitán Augusto Deichler Guzmán, a quien secundaban los tenientes Sergio Carrera Rivera, Isler, y Figueroa.
A ellos se unía un grupo de suboficiales, entre los que destacaban el Sargento Coronado, popular por su largo cuello, el cabo Celindo Olave Montoya, instructor de la escuadra “Los Grampas”, el Sargento 2º Manuel González, con su monta Astrid, el Sargento Quidel, el Cabo 2º Saravia, joven equitador y que meses más tarde asumió el cargo del almacén, de vestuario, los Cabos Biterlich, Huaiquiche y varios y otros.
El primer mes fue de instrucción a pié, luego vino el período de monta conocido como asiento, es decir montado en silla sin estribos. Luego el período de silla y finalmente la campaña,que ese año se hizo a Horcones.
Al Curso de Tractoristas le correspondió hacer guardia en esa fecha, antes de salir a su propia campaña en un fundo de Curaco.


Antigua copia de documento que guardaba en mi archivo:


    EJERCITO DE CHILE
DIVISION DE CABALLERIA
  Rgto. de Cab. Nº 3 “Húsares”


RELACION DEL CURSO DE TRACTORISTAS
AÑO 1968-1969
INSTRUCTORES:
1.- Subteniente Sergio Carrera Rivera
2.- Sold. 1º Cristóbal Araneda Alarcón
3.- Sold. 1º Mario Hernán Tapia Sepúlveda


CONSCRIPTOS ALUMNOS:
1.- Cabo 1º® Alarcón Carrasco, Héctor Mariano
2.- Cabo 1º® Molina Pino, Luis alberto
3.- Cabo 2º® Villarroel Ceballos, Alberto de la Cruz
4.- Cptos       Aguilera Aguilera, Evaristo Excequiel
5.-      “          Castillo Fernández, Román Alberto
6.-      “          Curriel Rodríguez, Luis Alejandro
7.-      “          García Osses, Mario Fernando
8.-      “          Gatica Gómez, Juan Bautista
9.-      “          Illanes Opazo, Carlos Antonio
10.-    “          Molina Segura, Tirso Ismael
11.-    “          Morales Rifo, Salvador Antonio
12.-    “          Martínez Alarcón, Héctor Enrique
13.-    “          Merino Fajardo, José Ramón
14.-    “          Navarro Norambuena, Germán Alberto
15.-    “          Rubilar Fuentes, José Norberto
16.-    “          Ruiz Sáez, Juan Félix
17.-    “          Rojas Pincheira, Leonidas Segundo
18.-    “          Rivas Arias, Rudecindo Andalicio
19.-    “          Rivera Garcés, Víctor Manuel
20.-    “          Riquelme Sepúlveda, Jorge Octavio
21.-    “          Pineda Velozo, Pedro Eduardo
22.-    “          Ponce Núñez, José Germán
23.-    “          Parra Lavín, Jorge Valentín
24.-    “          Salamanca Valeria, Pedro Anibal
25.-    “          Sáez Martínez, Juan Celedino
26.-    “          Tiznado Rebolledo, Fidel Jesús
27.-    “          Villagrán Arias, Carlos Patricio.
Angol, 6 diciembre de 1968


Vº                            Bº


SERGIO CARRERA RIVERA
Subteniente
Jefe del Curso






Correos a:  alarconcarrasco@gmail.com


03/11/09 Guillermo Erices Valdebenito:
Desde Uruguay


  Hola Amigo Que Tal 
Espero Que Bien     lo Tuyo Esta genial Que Bueno El Listado Del Curso de Tractoristas Ya Te Mandare Fotos

 ---Te Recuerdas De SERGIO OJEDA ( que era de tijeral Era Un Gran Amigo Fallecio la Culpa Don VINO ) Recuerdo Otro Muerto Por Diabetes Que Pedia Salir Los Sabados de Acuerdo a Su Religion .
te Acuerdas Mi Apodo El Che Vivia En Argentina. De Mi Familia Mi Generacion Ninguno fue Conscripto Y Yo Saque La Cara --



Guillermo Erices Valdebenito,
actualmente radicado en Uruguay nos cuenta:



Te Comento Pase Unos Dias Enfermo Pero Creo Que Estoy Bien  
 Justo Estoy En Pies ----Recordando Al Patricio Lagos DE Renaico ; Negro Jara ;Y El Coronta Arriagada = fallecido = Buenos Amigos Despues Egresados ----Yo Naci En ANGOL Mi Padre Vivio En Victoria . Que Me "Escaneaste" Estoy En Varios Lugares Correos Todos .
A Mis Ya Casi 61 Años
La Mayor Parte de Mi Vida Siempre Fuera DE Mi Pais Tantos 18 Añorando Tomarme Un Buen Vino Con Unas Empanadas Y Chicha En Cacho Y Me Cago La Psiquis Hasta Terminadas Las Fiestas --Bueno Yo Estoy a La Orden Si Quieres Buscar Mas Clases 48 En La Web , Sabes Tengo Que Ver El Resto De Los Correos En Estos Dias Te Doy Numero De Tel    Y Cel , Mis Respetos Y Saludos Por Casa Un Abrazo  Chau


jueves, 29 de octubre de 2009

Primeros Correos Aéreos en Chile -1912 - 1920-

Primeros Correos Aéreos en Chile -1912 - 1920-Cuando se demostró que el avión podía desplazarse a grandes distancias y que sus motores podían resistir el paso de las horas sin sufrir averías, se dio un gran salto en el desarrollo de la aviación. 

Ahora venía otra etapa más difícil; ya los aviones cruzaban montañas y océanos, había pasado la fase de las demostraciones de feria en circuitos de cancha y era necesario buscar usos prácticos a estas naves aéreas. La etapa pionera de la aviación francesa comenzaba a dar sus frutos; ¡si hasta los propios hermanos Wrigth habían participado en ella! Así, los militares le confieren labores de observación, bombardeo y fotografía aérea; en tanto la aviación civil comienza a insinuarse en vuelos con pasajeros en largas distancias y aprovechando espacios libres en sus máquinas, a transportar valijas de correo, contando para ello con la experiencia lograda durante años en globos y dirigibles. 

Es a través de la década del diez que nuestros pioneros también participan de este proceso y realizan algunos tibios intentos de correos aéreos. De su estudio he logrado sacar a luz unos cuantos, unos más meritorios que otros, pero que colaboraron en el proceso de dar un paso adelante en el desarrollo de la aviación de nuestro país.
 
LOS PRIMEROS INTENTOS 

El Teniente Eduardo Molina Lavín, quien había realizado sus estudios de aviación en Francia junto al Capitán Manuel Avalos Prado, regresó al país en marzo de 1912. La inquietud por volar en la patria, para demostrar que su brevet de aviador otorgado por la Federación Aeronáutica Internacional, era genuino, le llevó a tomar contacto con los hermanos Copetta, quienes habían construido un aeroplano llamado "El Burrito", con un motor Anzani de 25 HP, de tres cilindros. 

El 4 de abril de 1912 efectuó algunos vuelos a regular altura en Batuco, siendo el primer oficial de Ejército en volar en el país. Debemos recordar que todavía Chile no contaba con aviación militar, a pesar de tener gente estudiando aviación en Francia. Por lo tanto, Molina no perdía la oportunidad de realizar algunos vuelos, cada vez que tenía oportunidad de hacerlo. En marzo de ese año apareció por Chile el aviador francés Marcel Paillette, quien una vez realizadas sus presentaciones, vendió su biplano Farman al Teniente Molina.

Nuestro aviador realizó su primer vuelo de prueba en este avión el 25 de junio en la Chacra Valparaíso. El 29 de ese mes realizó un nuevo vuelo de ensayo, que culminó con una falla de motor y el Farman montado sobre un árbol. Reparadas las averías, el 13 de julio Molina efectuaba su primera presentación ante el público del Club Hípico, habiendo despegado de la chacra Valparaíso alrededor de las 16:00 horas., desde donde se dirigió al centro de la ciudad. 

Cuando los espectadores del Club esperaban ver aterrizar al piloto, este pasó de largo, lanzando a la pista el siguiente mensaje: "al público: Pido excusas por no poder aterrizar en el Club a causa de que no he conseguido que se despeje la cancha de las nuevas empalizadas y porque el motor no funciona bien (Fdo.) Eduardo Molina Lavín". Este es el primer registro de un mensaje lanzado desde un más pesado que el aire en nuestro país. Hecho anecdótico, ya que fue realizado por un piloto militar que no pertenecía a una organización aeronáutica definida, porque simplemente esta todavía no se creaba oficialmente en nuestro Ejército. 

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Una de las más fervientes ideas de Luis Acevedo cuando regreso de Francia, donde se convirtiera en piloto aviador, fue la de que el Estado Chileno creara su propia Escuela de Aviación. Cada vez que tenía oportunidad de expresarlo, este joven pionero de los cielos nacionales, lo voceaba a quien quisiera escucharlo, con el convencimiento de que el país necesitaba contar con este adelanto de la ciencia que permitiría unir una tierra en que sólo el ferrocarril y el barco eran los medios eficientes de movilización, ya que de caminos poco se podía hablar en esa época. 

Fue así como a mediados de 1912, Acevedo se trasladaba al norte en una gira que lo llevaría a Antofagasta e Iquique, la entonces rica zona salitrera, donde realizó varios vuelos. El 31 de agosto, a bordo del vapor Maipo, llegaba el aviador a Iquique. Su arribo atrajo a miles de personas que querían conocer a este mapochino que de encuadernador primero y cantinero luego, había pasado a disputarle un espacio a los cóndores en su frágil máquina aérea. 

Dos vuelos efectuó el popular aviador en la ciudad nortina, utilizando para sus evoluciones el hipódromo, ubicado en un lugar inmediato a la popular playa Cavancha. Fue en uno de éstos vuelos que el aviador enfiló la proa de su avión hacia el mar, hasta un lugar cercano donde una veintena de buques de la Escuadra Nacional realizaban maniobras de combate. Simulando ser un avión enemigo, evolucionó sobre los navíos, cuyos tripulantes todavía no podían imaginar que a corto plazo el arma aérea tendría un lugar de preeminencia en los cielos del mundo. 

En un momento determinado Acevedo tomó altura y picó sobre la nave insignia de la flota y al pasar sobre cubierta arrojó un mensaje a nuestros marinos en los siguientes términos: A la Marina Chilena Yo doy la bienvenida, desde las alturas, por la felicidad de mi arribo a esta bahía, que es la gloria de Chile. Estoy contento en este día, que puedo demostrar cuánto el aeroplano serviría a la defensa nacional, no solamente en el Ejército terrestre, sino al mismo tiempo en nuestras fuerzas de mar. Nuestra nación debe imitar los adelantos de la Europa, que ya cuenta con la cuarta arma, que es la navegación aérea. 
¡Debemos fundar la Escuela de Aviación!
¡Viva Chile!
¡Viva la Marina!
¡Viva el Ejército! 
Luis Acevedo (Aviador Nacional) 

En tierra, el fervor popular de los pampinos estallaba en aplausos delirantes cada vez que el piloto realizaba tan arriesgadas maniobras y es posible que muchos ni se dieran cuenta que el aviador había dejado caer este mensaje en su picada sobre el buque insignia.

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La primera tentativa de correo aéreo realizada por el piloto Clodomiro Figueroa Ponce, tuvo lugar el 25 de marzo de 1913, durante el raid Batuco-Valparaíso-Santiago, sin escalas, con el que el aviador, según su propia confesión dejó en alto el honor nacional, luego de que el italiano Napoleón Rapini, de paso por chile, realizara el raid Valparaíso -Santiago-Valparaíso, con escala en la Capital. 

Don Cloro, preparó su “Caupolicán”, un avión armado con el motor Gnome de 50 HP del Bleriot que Acevedo había destruido días antes en el Club Hípico, además de las alas y otras piezas del aeroplano en el cual nunca pudo volar Eduardo Stockelbrand. Este verdadero engendro de avión fue armado por los hermanos Copetta y su mecánico francés Henry Goudou. El día anterior al raid, el aviador y su equipo durmieron agradablemente en las casas patronales de la hacienda Batuco, de propiedad de don José Filomeno Cifuentes, con el fin de poder estar tempranamente en el que fuera el primer campo de aviación destinado a estos fines en nuestro país. 

Cabe señalar que en esos años, para cubrir la distancia de 30 kilómetros desde la Capital, solamente se contaba con el ferrocarril de Santiago a Valparaíso, el que tenía detención en la estación Batuco. Tempranamente el día del vuelo, Figueroa, la familia Cifuentes en pleno y su amigo Lisandro Santelices, se dirigieron alegremente en varios carruajes al campo aéreo, donde los mecánicos Goudou y Copetta colocaban a punto al “Caupolicán”, que antes de las ocho de la mañana ya estaba listo para emprender el vuelo. 

Figueroa fue despedido por los presentes, momentos en que la joven Carolina Cifuentes puso la nota romántica, al entregar al valeroso aviador un hermoso ramo de jazmines, presagio de la victoria que esperaba al piloto en su lucha aérea. Al primer tirón de la hélice el motor se puso en marcha. Con 40 kilos de exceso, Godou confidenció a Figueroa: “si el aparato decola estamos salvados”. Y afortunadamente el aparato decoló y en breves minutos se elevaba a trescientos metros, siguiendo la línea del ferrocarril, la mejor carta de navegación de la época. 

Luego de una hora cuarenta minutos de vuelo, el aviador volaba sobre Viña del Mar. Cuando cruzaba la ciudad, nuestro aviador sacó de su bolsillo una carta que llevaba preparada para los hermanos Rapini y la lanzó sobre la ciudad, la que fue encontrada en el cerro del Castillo por don Edgardo Acevedo, quien luego de leer el mensaje del sobre la hizo llegar a su destinatario. El sobre decía: “Ruego a la persona que encontrare esta carta, la haga llegar a su destino. Se lo agradecerá el aviador nacional Clodomiro Figueroa” La dirección era: “Los aviadores Napoleón y Miguel Rapini, Hotel de France, Viña del Mar”. Raid Batuco-Valparaíso-Santiago. En su interior el sobre llevaba una esquela que decía: Clodomiro Figueroa P., Saluda atentamente al valiente Napoleón y al intrépido Miguel Rapini. Quiero que al partir de Chile lleven como un recuerdo, en compañía de su hermana Elena, el saludo cariñoso de su amigo, desde el hermoso cielo azul de la Patria. Deséoles que siempre les acompañe la fortuna, coronando sus frentes de laureles conquistados para la gloria de Italia. Marzo 25 de 1913.- Clodomiro Figueroa. 

En breves minutos Figueroa ya sobrevolaba Valparaíso. Aquí lanzó su segunda carta, dirigida a la prensa, la que fue encontrada por don Demetrio alvear. Esta decía así: Clodomiro Figueroa P., saluda atentamente a la Dirección del Mercurio, El Día, El Chileno y La Unión, y les ruega que en su nombre pida perdones al distinguido público de Valparaíso por no tener el placer de aterrizar con su “Caupolicán” en tierra porteña. 

El honor de la Patria exige que procure, como chileno, sobrepasar al bravo Napoleón Rapini. Porteños: hasta luego.- C. Figueroa. Más tarde Figueroa agradeció el gesto del ramo de flores de Carolina Cifuentes, con una hermosa esquela adornada con una rosa, que la Revista Zig-Zag publicó en un artículo sobre el aviador. Estos fueron los dos primeros ensayos de correo aéreo practicados por estos meritorios pioneros en aquellos primeros años de nuestra naciente aviación.  

EL CORREO ANCUD-PUERTO MONTT DE DAVID FUENTES

Durante muchos años las páginas del Diario El Llanquihue, de Puerto Montt, y otros diarios de provincia, guardaron celosamente la información de un trozo de vida provinciana en la que el aviador David Fuentes Sosa y su Bleriot “Talcahuano” tuvieron una participación destacada. 

Sin embargo cabe preguntarse ¿Qué pasó que esta información no repercutió en los diarios capitalinos? Y la verdad es que son muchas las preguntas que podrían hacerse y que naturalmente no tendrían una respuesta adecuada. Sólo el escritor aeronáutico portomontino Sergio Millar soto vino a rescatar, en parte, la historia de este vuelo en su libro Caballeros del Aire Austral, editado en 1994. 

Lo cierto es que entre el 10 y el 11 de diciembre de 1916, nuestro aviador llevó a cabo el primer correo aéreo conocido hasta la fecha, en nuestro territorio. Fuentes había tenido un año espléndido. El 4 de marzo le correspondió volar con un acompañante de resonancia mundial, nada menos que el mismísimo Santos Dumont, a quien llevó a Viña del Mar con motivo del programa de la Primera Conferencia Aeronáutica Panamericana. A mediados de año realizaba una gira por el sur del país acompañado del aviador Eugenio Castro y el mecánico Alfredo Vidal. 

El día 1º de noviembre había cumplido la hazaña de cruzar por primera vez el Estrecho de Magallanes, uniendo Punta Arenas con Porvenir. De igual forma realizó en Punta Arenas un vuelo en el que por primera vez se lanzaron volantes de propaganda sobre la ciudad. Posteriormente el aviador se dirigió en vapor a Puerto Montt, desde donde embarcó el Talcahuano en el transporte Casma de la Armada Nacional, con rumbo a Ancud, donde realizó algunos vuelos con pasajero y el día 10 de diciembre a las 06:45 horas emprendía el vuelo llevando como pasajero a don Federico Mücke y un cargamento especial: Un paquete con cartas del correo para su similar de Puerto Montt. 

Lamentablemente el viaje sufrió un considerable retraso, ya que al llegar al Canal de Chacao se descompuso la brújula, situación que unida a una espesa neblina que cubría el sector, hizo extraviar la ruta al piloto. A las 10 de la mañana, temiendo lo peor zarpó una pequeña expedición de tres escampavías de la Armada en busca de los viajeros, los que fueron ubicados al día siguiente en el pueblo de Contao, donde afortunadamente habían aterrizado sin novedad. Desde aquí tuvieron que dirigirse en bote a Calbuco en busca de combustible, el que habían consumido totalmente buscando un lugar apropiado para aterrizar. 

El día 11 de diciembre, cerca de las seis de la tarde, los pitos de los vapores anunciaban que el avión se aproximaba, causando la expectación de los cientos de curiosos que esperaban de temprano el regreso del “Talcahuano”. Momentos más tarde, junto a la estación de ferrocarriles, Fuentes realizaba un perfecto aterrizaje y piloto y pasajero descendían sonrientes de la máquina. En ese momento se acercó al aviador el Administrador de Correos don Arístides Díaz, quien preguntó por la correspondencia enviada desde Ancud. Fuentes entregó al Administrador un pequeño paquete con cartas, que al decir del diario El Llanquihue, que cubrió la información, era la primera correspondencia que se enviaba por el aire desde Ancud a Puerto Montt. 

Yo tendría que decir que el periódico se equivocaba, ya que esa no era la primera correspondencia aérea entre Ancud y Puerto Montt. Era realmente el primer correo aéreo realizado en el país y ellos estaban viviendo ese momento histórico al que nadie dio mayor importancia. Entre las cartas venía una nota del Primer Alcalde de Ancud, dirigida a su similar de Puerto Montt, la que afortunadamente publicó El Llanquihue en su edición del 12 de diciembre:

“Ancud, 10 de diciembre de 1916. El infrascrito, Primer alcalde de Ancud, tiene el particular placer de saludar efusivamente a su distinguido colega de la ciudad de Puerto Montt, aprovechando los progresos de la navegación aérea, en el primer raid de esta ciudad a la capital de Llanquihue, felizmente iniciado hoy por el intrépido piloto aviador Señor David Fuentes, quien con admirable seguridad y pericia gobierna a su querido “Talcahuano Bleriot”, de cuyo hecho quiere dejar constancia, como feliz augurio de futuro acercamiento y de progresos no lejanos de estas provincias australes. Luis Alvarez Gallo. 

Al parecer sólo esta nota queda de este primer correo aéreo realizado en nuestro país. Seguramente los sobres y las cartas que viajaron en el avión fueron destruidas o perdidas por sus destinatarios, quienes a lo mejor tampoco supieron que ellas habían llegado por este medio a sus manos. De seguro tampoco hubo sellos ni notas especiales en los sobres, ya que de haber sido así, más de algún filatélico habría reclamado la validez de este correo. CORREO AEREO SANTIAGO – VALPARAISO – SANTIAGO  

Ese día 1º de enero de 1919, parecía ser otro día del calor tórrido que invade la capital en esa época. La ciudadanía todavía no terminaba de dar los clásicos abrazos de Año Nuevo, cuando los más entusiastas ya llenaban las tribunas del Club Hípico, donde, con motivo de la tradicional celebración del torneo militar de año nuevo, el aviador Clodomiro Figueroa Ponce daría inicio a un nuevo raid Santiago - Valparaíso – Santiago, vuelo en el que el popular aviador realizaría el primer correo aéreo al puerto. La planificación del vuelo incluyó el diseño de una estampilla con la foto del aviador, a la que en su parte superior se le colocó la frase “Correo Aéreo”, en el centro la foto rodeada por un óvalo y en ambos costados se indicaba su valor : “cinco pesos”. En la parte inferior se ubicó la leyenda “Aviador Figueroa”. Rodeaba el óvalo una artística viñeta, El dentado de cada una de esta particulares estampillas fue realizado con una máquina de coser. 

El diseño fotográfico fue realizado por Aurelio Vera, profesional de categoría de la época, amigo y fotógrafo oficial del aviador, quién además estampó su rúbrica sobre la foto. La venta de los sellos se realizó con la debida anticipación en el Aéro-Club, Fotografía Vera, Confitería Palet, algunos diarios y otros locales que colaboraron en su colocación al público. Los pormenores de la preparación del vuelo habían sido profusamente difundidos por la prensa, como era costumbre en Don Cloro, quien se valía de este medio para invitar al público a ver sus populares volaciones. 

A las 08:30 horas el aviador ya estaba listo para el despegue. En esos momentos, de manos del Capitán y Piloto Militar Enrique Pérez Lavín, Figueroa recibió oficialmente la saca con correspondencia, la que contenía 539 cartas (según fuentes de la época), siendo ubicada en el interior del avión, el cual tomó pista y se elevó majestuoso con su carga de cartas y saludos de Año Nuevo rumbo al puerto de Valparaíso, mientras el numeroso público reunido en dicho lugar aclamaba al piloto. Era éste un correo especial. 

En primer lugar era el primer correo aéreo particular que se realizaba en nuestro país, ya que Correos de Chile no tuvo intervención oficial en la recepción de la correspondencia y cuando fue necesario entregar parte de ella al correo porteño, además del sello aéreo del aviador, se colocó a cada carta el franqueo oficial correspondiente. 

Después de una hora y quince minutos de vuelo, el Bleriot “Valparaíso”, de 80 HP, realizaba un feliz aterrizaje en Playa Ancha. El piloto distribuyó la correspondencia a los principales diarios de Valparaíso, y el resto de las cartas fue entregada por un servicio de automóviles, previamente concertados para su reparto, obteniendo los mensajeros como remuneración un peso por cada una de las cartas que contenía la valija. 

Debido al fuerte viento reinante, Figueroa debió aplazar hasta las 19.05 horas el regreso a Santiago. Una muchedumbre entusiasta avivó al piloto en los momentos de elevarse en Playa Ancha con destino a la Capital. Media hora antes de llegar a Santiago fue sorprendido por la obscuridad. Antes de aterrizar el aviador dio una vuelta sobre la ciudad, que a esa hora ofrecía un hermoso aspecto con la iluminación de algunos edificios como Gath y Chávez, Casa Francesa y otros edificios céntricos, debiendo tomar toda clase de precauciones para el descenso en el Club Hípico, donde solamente lo esperaba un pequeño grupo de amigos, quienes le marcaron la pista con algunas luces, aterrizando Figueroa sin novedad, luego de una hora y treinta minutos de vuelo. 

Sin pérdida de tiempo, Figueroa se trasladó a la oficina de “El Mercurio” y “El Diario Ilustrado”, donde hizo entrega de aproximadamente cuatrocientas cincuenta cartas, las que fueron distribuidas esa misma noche. 

Luego el aviador se dirigió a la Moneda para hacer entrega de cartas al Presidente de la República y al Ministro de Guerra, enviadas por el Círculo Naval. LOS PROYECTOS PERDIDOS Al término de la Primera Guerra Mundial los países beligerantes se encontraron con una indeterminada cantidad sobrante de material de vuelo, al que rápidamente había que buscarle colocación en tiempos de paz. 

Una gran cantidad de estas máquinas sirvieron para compensar a países como Chile, al que se le habían retenido buques de guerra que estaban en construcción en sus astilleros. Por este aporte involuntario, Chile recibió 36 aeroplanos y 14 hidroaviones de parte del Reino Unido, con cuyo material llegó también el instructor Víctor Huston, quien con estas máquinas dio un nuevo impulso a la aviación militar de nuestro país. 

En diversos países donde la empresa privada había aportado capitales, fábricas y tecnología, se buscaba la forma de que sus aviones sobrantes o en etapa de producción, pudieran tener una utilidad práctica. Fue así como se incentivó el transporte aéreo, que ya realizaban con éxito los dirigibles desde antes de la guerra. Bombarderos con capacidad para tres o más personas fueron adaptados para esta nueva actividad comercial. Los Estados, preocupados también de esta situación, comenzaron a enviar por el mundo diversas misiones, tanto comerciales, como informativas, sobre sus acciones en la Gran Guerra. 

Fue así como en los primeros días de enero de 1919, los chilenos se enteraban por la prensa que don Agustín Edwards, Embajador de Chile en Londres, había recibido un memorándum presentado por la Casa Vickers y Cía, en la que se consultaba hasta qué punto el Gobierno chileno estaría dispuesto a contribuir financieramente al establecimiento en Chile de la aeronavegación comercial. 

Las bases que ofrecía la empresa eran las siguientes: - Fundación de una Sociedad de Transportes Aéreos, para la conducción de correspondencia, pasajeros y carga. - Se comenzaría con un capital de cien mil libras y ochenta mil libras más para la explotación durante el primer año. - Se traerían seis hidroplanos y seis aeroplanos. Si la empresa tuviese éxito se desarrollaría su acción hasta fabricar los aparatos en el país y fundar y sostener una escuela de aviación. - Cada pasajero pagaría $ 0.31 oro por cada kilómetro y de $0.83 la tonelada de carga por kilómetro. Los aviones se desplazarían a una velocidad de 129 kilómetros por hora. - Sobre esta base, la empresa calculaba las entradas anuales en unas 120.000 libras. - El viaje entre Santiago y Valparaíso demoraría 46 minutos. Entre Punta Arenas y Puerto Montt la demora sería de doce horas. 

En el documento elevado por el Embajador a nuestro Gobierno, expresaba que para impulsar y desarrollar la aeronavegación comercial, deberían hacerse inversiones en aeródromos y, antes que nada, crear un organismo administrativo especial que tome a su cargo todo lo relacionado con el ramo. 

Debemos recordar que la casa Vickers era la constructora de los entonces afamados bombarderos pesados Vickers Vimy, bimotores que durante el año 1919 participaron en el primer cruce del Atlántico y en el vuelo de Gran Bretaña a Australia. 

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También durante ese mes visitaba Chile el periodista italiano Aquiles Ricciardi, quien se entrevistó con el Ministro de Relaciones Exteriores y luego dictó una conferencia en la Universidad de Chile. El fin de su visita estaba relacionado con la implantación de una línea aérea entre Génova y Santiago de Chile. 

Durante su estada en nuestro país, Ricciardi se hizo acompañar del doctor Juan Noé, quien lo presentó a nuestras más altas autoridades. En febrero de 1919 también visitaron Santiago los representantes de Handley-Page Bruce Douglas e Ivor Berlins, este último Mayor del Ejército Británico, quienes solicitaron facilidades al Gobierno para instalar un servicio aéreo entre el centro y norte del país. 

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Como podemos ver no fue una, sino varias las ofertas para establecer líneas aéreas en nuestro país antes de 1920. Es posible que en aquellos años nuestro Gobierno considerara elevados los costos de mantenimiento de una línea de estas características, o lo que se conocía hasta esa fecha como máquinas aéreas en el país eran demasiado precarias como para pensar que Chile podía aspirar a tener un sistema de aeronavegación comercial, rápido y seguro, como el que recién comenzaba a instaurarse en Europa. 

Así el correo aéreo y el transporte de pasajeros y carga, perdieron su oportunidad (la más clara presentada por la firma británica Vickers), de contar tempranamente con una línea aérea. No obstante, estas iniciativas habían logrado despertar una cierta conciencia de lo que significaría el transporte aéreo dentro del país. 

Por otra parte, ratificando lo adelantado que llegaron a estar algunas conversaciones de esta índole, basta recordar la iniciativa de la Cía. The Chile Exploration Co., la que en abril de 1919 inició la construcción de un hangar en Tocopilla, con el fin de establecer un correo aéreo de correspondencia y remesas de dinero.  

EL PRIMER CORREO AEREO INTERNACIONAL

El primer correo aéreo internacional llegado al país tuvo caracteres especiales. Lo trajo desde Buenos Aires el Teniente de la aviación italiana Antonio Locatelli. El vuelo obedecía a un gesto de confraternidad realizado por la Misión Aeronáutica de Italia, que había arribado con sus aviones a Buenos Aires el día 13 de marzo de 1919 en el barco “Tomaso di Savoia”, el que además trajo un numeroso contingente que había luchado bajo las banderas aliadas durante la Primera Guerra Mundial. 

Comandaba la misión el barón Antonio de Marchi y la integraban prestigiosos oficiales, suboficiales y personal técnico que había participado también en la citada contienda bélica. Destacaba entre sus oficiales el Teniente Antonio Locatelli, conocido piloto de la época, que ostentaba sobre su pecho tres medallas de plata y una de oro al Valor Militar, concedidas por su país en mérito a sus distinguidos servicios prestados como aviador. Locatelli pertenecía a la 87ª Escuadrilla de Observación, dotada con aviones Ansaldo S.V.A.5, monoplaza, de 220 HP, destacando en su hoja de vida un vuelo de reconocimiento sobre Friedrichshafen, acompañado de Ferrarín, el 21 de mayo de 1918, con un recorrido aproximado de 700 kilómetros. T

ambién había participado en el llamado “raid pacífico sobre Viena”, en el cual el poeta Gabriele D’Annunzio, voló en un avión piloteado por Natalle Palli, vuelo en que se recorrieron casi 1.000 kilómetros, un 80% de ellos sobre territorio enemigo. En la oportunidad se lanzaron proclamas escritas por el poeta y se tomaron fotos de la ciudad; en síntesis, un temerario vuelo de observación en pleno día. 

Es posible que estos méritos pesaran sobre sus compañeros para que se le concediera la autorización para realizar el raid del Atlántico al Pacífico, uniendo Buenos Aires con Viña del Mar y Santiago. 

Locatelli inició su raid en solitario en horas de la mañana del 22 de julio de 1919 en un avión Ansaldo S.V.A.5 de 220 HP tipo “Viena” (llamado así por haber participado en el referido raid), desde el campo aéreo de El Palomar, con el propósito de unir en vuelo directo Buenos Aires con Santiago. Como carga adicional traía una valija con correspondencia oficial, sellada por el correo bonaerense, destinada a convertirse en el primer correo internacional entre ambas naciones. Sin embargo el fuerte viento en contra frenó al SVA, debiendo aterrizar en Lagunitas, entre borbollón y Algarrobal, luego de un vuelo de cinco horas en el que se desplazó 1200 kilómetros. 

El día 30 de julio, luego de haber superado algunos pequeños inconvenientes, Locatelli reanudó su vuelo desde Algarrobal a las 7:23 horas, trayendo la primitiva valija de correo (que fue incrementada en Mendoza) en la que podía leerse un sello especial, como procedente del Segundo Correo Aéreo Internacional. 

De acuerdo a versiones de prensa la saca contenía 171 cartas simples, 83 impresos y un paquete especial para el diario El Mercurio, de Santiago. A las 09:25 horas. Luego de dar algunas vueltas por el puerto de Valparaíso, Locatelli colocaba ruedas en el Sporting Club de Viña del Mar. Desde allí una cálida recepción de connacionales le llevó hasta el Club de Viña y luego a Valparaíso. 

En tanto, en Santiago, una nutrida delegación de la colectividad italiana y autoridades militares y políticas esperaban al aviador, quien despegó de Viña a las 16:40 horas. Su llegada revistió caracteres de triunfo. Luego de beber una copa de champaña en el casino de la Escuela, Locatelli se dirigió en automóvil al correo central, donde entregó oficialmente la valija con el correo internacional. Entre sus cartas venía una nota especial dirigida por el baron de Marchi al Presidente de la República Juan Luis Sanfuentes, la que textualmente decía:

“La Misión Aeronáutica Militar Italiana en la Argentina, sumamente honrada, envía en el día de hoy a uno de sus pilotos, para llevar a V.E. y por su intermedio al pueblo, ejército de tierra, mar y aire de la gran nación hermana, un reverente y afectuoso saludo, haciendo votos para que la nueva era de paz que se inicia, sea de confraternidad y resultado práctico para los pueblos de América, bajo la égida simbólica del Cristo Redentor de Los Andes”

Era el primer saludo internacional que llegaba desde una nación hermana vía aérea y un joven piloto italiano había servido como enlace para llevar a feliz término esta misión. Locatelli regresó a Buenos Aires en vuelo directo el día 5 de agosto, despegando desde El Bosque a las 07:15 horas, dirigiéndose a Valparaíso, sobre cuya ciudad viró rectamente hacia el Aconcagua, aterrizando sin escalas en la Base Aérea El Palomar a las 15:40 horas. Había unido por primera vez ambas capitales en un vuelo de 7 horas con treinta minutos. 

En esta oportunidad el piloto también llevó una saca con correo para Buenos Aires, en cuyo exterior podía leerse “VIA AEREA Nº 1 Atención del Teniente Sr. Locatelli”. Entre las cartas iba la respuesta del Presidente Sanfuentes al barón Antonio de Marchi, titular de la Misión Italiana, concebida en los siguientes términos: 

“He recibido con profunda satisfacción el mensaje que la Misión Aeronáutica Militar Italiana en la Argentina confió a las intrépidas manos de uno de sus más brillantes voladores. El pueblo y ejército chilenos agradecen cordialmente ese saludo y felicitan a la Misión y su digno jefe por el triunfo del piloto Locatelli, que agrega su nombre a la historia de las comunicaciones aéreas chileno-argentinas, recién iniciadas para la más completa vinculación de los dos pueblos hermanos, estrechamente unidos a la simbólica sombra protectora del Cristo Redentor”

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Con este Correo Aéreo Internacional intercambiado en ambos sentidos entre los Correos de Chile y Argentina, termina este período de proyectos y realizaciones de Correo Aéreo. Pero será la década del ’20 cuando recién se establecerá en Chile un Correo Aéreo regular, en el que intervendrá directamente el Estado dando las concesiones respectivas.  

VEHÍCULOS FRANCESES PARA CORREO AÉREO  

En diciembre de 1919, arribaba a Valparaíso una misión francesa de aviación con un cargamento de camiones desarmados, destinados a cumplir una misión desconocida en el país. Habían sido concebidos como coches correo, con una cómoda cabina para recibir giros, encomiendas delicadas y habilitados para expendio de estampillas especiales de aviación. 

La prensa destacaba en sus publicaciones sobre estos extraños vehículos, que cuando se inaugurara el servicio de aviación postal en Chile, funcionarían estos autos portadores de correspondencia. Eran estos coches de gran potencia y velocidad, similares a los usados por una empresa francesa en París, para movilizar tropas a los campos de batalla. Luego de su exposición, los coches siguieron su ruta buscando mejores aleros para desempeñar su misión en otros países donde hubiera mayor interés por desarrollar la aviación, donde estos vehículos tendrían un papel de apoyo entre el correo y el avión.

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BIBLIOGRAFIA:
- Caballeros del Aire Austral 1914-1964 Sergio Millar Soto, 1994 
- El Correo Aéreo Transandino, Augusto Victor Bousquet, 1985 
- Historia Aeronáutica de Chile, Enrique Flores Alvarez, 1950 
- La Primera Víctima, Claudio de Alas, 1913 
- El Mercurio, diario, 1918 y 1919 
- El Llanquihue, Diario, diciembre 1916 
- Revista Auto y Aero, 1919 - Revista Sucesos, 1919 
- Chile Filatélico Nros. 163 y 164, 1966 
Zig-Zag, Revista, diversos años.
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